Durante mucho tiempo, viví con la errónea creencia de que no pertenecía del todo. Esta sensación de separación me llevó a sentir que mi mundo interno era inalcanzable para los demás. Recuerdo mis días en la escuela, donde observaba a mis compañeros jugar al fútbol, un juego que no se me daba bien. Esa era una señal de que era diferente. Sentir que no encajas puede generar desconfianza hacia los demás y dificultad para entender sus señales y lenguajes.
Mi propia diferencia me hizo sentir especial, como si nadie pudiera comprenderme. Sin embargo, esto también me llevó a construir una barrera entre mí y los demás, un aislamiento que duró hasta la adultez. En el fondo, esa sensación de soledad es un reflejo de un dolor no resuelto, una sombra sobre nuestra humanidad que nos impide vernos como parte de un todo. Esta percepción de superioridad y la herida en mi ego me hicieron olvidar que podemos crecer y brillar en comunidad.
En el fondo sentirse aislados es una muestra de un dolor no resuelto, una sombra sobre la condición humana y la capacidad de vernos como parte del tejido. La sensación de aislamiento junto a un ego herido pueden ser unos certeros enemigos a la hora de darnos cuenta que nos elaboramos en comunidad. Mi aislamiento sin duda alguna no me ayudó en ese sentido, había generado una frontera imposible de cruzar y mismo con personas cercanas podía sentir que algo quedaba por fuera del encuentro, una sensación de distancia y diferencia.
Por ultimo siento que mi sensación de aislamiento me dio una herramienta ineficiente para medir las emociones colectivas, sin querer o las engrandecía en mi percepción o las achicaba, esto me causaba estrés social porque no sabía leer de manera correcta lo que estaba pasando y prefería no conectar de manera genuina solo para no equivocarme o sentirme aún más aislado .
Características de la herida de no pertenecer.
1. Aislamiento Emocional: La experiencia de no pertenecer a menudo se traduce en un profundo sentimiento de soledad. Esta soledad puede ser solapada, lo que significa que a veces no somos plenamente conscientes de su presencia, pero nos acompaña en el día a día. Nos sentimos desconectados, como si estuviéramos observando desde la distancia.
2. Desconfianza y Dificultad para Conectar: Sentirse fuera del grupo puede generar desconfianza hacia los demás. La incapacidad de leer señales sociales y entender las dinámicas de grupo puede intensificar la sensación de alienación. Esto puede llevar a la persona a retirarse aún más, creando un ciclo difícil de romper.
3. Sentimientos de Superioridad o Inferioridad: A menudo, quienes se sienten fuera del grupo pueden oscilar entre sentir que son “demasiado especiales” para ser comprendidos o, por el contrario, sentirse inferiores y menos valiosos. Esta dualidad puede complicar las interacciones sociales y reforzar el aislamiento.
4. Ego Herido: La sensación de no pertenecer puede estar relacionada con un ego herido. La lucha interna entre el deseo de ser aceptado y la creencia de que uno es diferente puede crear una barrera emocional que impide el contacto auténtico con los demás.
5. Anhelo de Conexión: A pesar de la sensación de aislamiento, hay un deseo profundo de pertenecer. Los seres humanos somos criaturas sociales; anhelamos conexiones significativas y un lugar en el mundo. Este anhelo puede ser una fuente de dolor, pero también puede motivar a buscar nuevas relaciones y experiencias.