La diferencia entre forzar la transformación y permitir que emerja desde la coherencia

06 / Jul / 2025

Bernardo Zabalaga

Ayer, mientras acompañaba a una persona en su proceso de despertar, algo me llamó profundamente la atención. Cada vez que su energía estaba en armonía con su mente y sus emociones, su cuerpo se sacudía, como si estuviera enviando una señal afirmativa de que estaba en el camino correcto. Esto me llevó a reflexionar sobre qué significa “permitir”. 

Permitir implica soltar y rendirse a lo que es, dando espacio a lo que realmente resuena en nuestro interior. Me viene a la mente todas las veces que he sido testigo del crecimiento y transformación de una planta, un proceso que nunca es lineal ni uniforme, ni siempre sigue el mismo ritmo. 

Esto me hace comprender que la coherencia no es un proceso continuo. No es una autopista recta y pavimentada que nos lleva al infinito. Es un camino que se abre con cada paso que damos. Requiere una escucha atenta y cuidadosa a cada momento, y una respuesta sintonizada con lo que ese momento nos propone. 

Hay una coherencia que subyace en toda experiencia, y que se relaciona con nuestros valores y con la forma en que sentimos y entendemos la vida. Esta coherencia mayor está sujeta a la coherencia del momento presente. Es un diálogo interno que facilita el encuentro entre lo que pensamos y lo que realmente necesita manifestarse en cada instante. 

A menudo confundimos coherencia con sentido común, o con las normas y hábitos que se comparten de manera colectiva. Al igual que le sucedía a mi paciente, lo ideal es practicar la afinación interna para discernir, momento a momento, qué es lo que debemos aceptar y qué lo que debemos rechazar. Esta disposición y apertura son esenciales para que lo nuevo se manifieste en nuestra vida.

No siempre reconocemos el cambio. Por ello es fundamental detenerse, integrar, adaptarse y entregarse a lo nuevo como parte de cualquier proceso de transformación personal. Al hacerlo, no solo abrimos la puerta a nuevas experiencias, sino que también permitimos que nuestra esencia se exprese de manera auténtica, y de esa manera nos guíe en nuestro viaje de autodescubrimiento y crecimiento.